Tras algunos años recuperamos nuestro blog con la experiencia que ha vivido la Tropa Tíbet este fin de semana!!
Nuestra aventura comienza en Plaza Castilla, donde cargadas con nuestras mochilas y mucha emoción, subimos al autobús que nos llevará hasta Manzanares el Real. Allí nos esperan nuestras compañeras de la TTF, siempre listas para compartir con nosotras grandes momentos.
Cruzamos el pueblo hasta llegar al parking del Tranco, donde hacemos una pausa para recargar energías comiendo algo. Hasta llegar allí, se alza ante nosotras nuestro destino: el Yelmo, una de las cumbres más icónicas de La Pedriza.
Subiendo hacia el Yelmo
La subida no es fácil. El sendero se empina y es muy pedregoso, pero avanzamos juntas. A mitad de camino nos encontramos con Hathi, un elefante de piedra que protege a las caminantes que pasan por su camino. Nos sentamos a comer con ella y seguimos adelante antes de que el frío se cuele demasiado en nuestros huesos.
¿Ves la roca con forma de elefante?
Un poco antes de llegar a la pradera del Yelmo empieza a nevar. Nos volvemos locas con la nieve, aunque dentro de un rato nos deja de hacer tanta gracia. Además de bonita, es fría, resbaladiza y hace que la bajada sea un verdadero desafío.
Ya en la pradera del Yelmo con la nevada cayendo
Sigue cuajando y nosotras todavía tenemos que bajar hasta el refugio. Las troperas sacan todas sus fuerzas y su mejor actitud, lo que hace que las scouters sintamos un tremendo orgullo hacia ellas. Y ayudándonos las unas a las otras, bajamos saltando, dando pasitos diminutos, atravesando plaquitas de hielo, haciendo la croqueta y hasta arrastrando el culo.
Comienzo de nuestra bajada
La bajada se nos hace muy larga, pero juntas conseguimos llegar a una zona donde ya no hay tanta nieve. Paramos un ratito a descansar y de repente, el sol se cuela entre las nubes, iluminando para nosotras la rocosa Pedriza, dándonos a entender, que ya casi estaba hecho y que nuestro esfuerzo estaba mereciendo la pena.
Sale el solete
Llegamos al refugio con la última luz del día. Allí nos cambiamos de ropa porque estamos empapadas y cenamos alrededor de la estufa. Compartimos anécdotas, cómo lo hemos pasado, jugamos a las cartas, bebemos un colacao calentito y nos metemos en los sacos a dormir.
Nuestras botas durmieron pegaditas a la estufa
El domingo amanece todo nevado y las más juguetonas de la Tropa, que no se acuerdan ya de lo mojadas que acabamos ayer, salen a jugar a la nieve con las chanclas o zuecos que nos habían dejado en el albergue. Para mojarnos los calcetines ya de buena mañana.

Por la mañana en el refugio antes de empezar nuestra caminataDesayunamos y nos ponemos en marcha atravesando charcos, bosques nevados y senderos de barro hasta llegar de nuevo a Manzanares.
Allí nos despedimos de la TTF y cerramos la acampada con una actividad para reflexionar sobre la experiencia que vivimos ayer a nivel individual y como piña.
Jugamos a distintos juegos, nos reímos, compartimos historias, intentamos ver el Castillo de Manzanares, y decidimos quedarnos un rato más porque la lluvia ya no nos para.
Como guinda final, comemos y compartimos un poco de chocolate porque nos lo hemos ganado. Luego volvemos a casa recordando ya esta acampada no sólo como nieve y cansancio; sino como compañerismo, superación y momentos que nunca olvidaremos.
Aquí van los testimonios de las poquitas valientes de la TTM que han vivido esta experiencia.
Elvira: es una experiencia muy emocionante. Por ejemplo, mi última acampada va a ser una muy buena anécdota.
Julieta: hicimos una ruta preciosa y alucinante. Aunque se pusiese a nevar, son esos imprevistos lo que le dan emoción a la acampada.
Sara: ha sido la mejor ruta que he hecho en toda mi vida, la nieve ha estado genial. También he descubierto que en un saco se pueden dormir dos personas :)
Sergio: ha sido increíble sobre todo la ruta.
Enma: la nieve era espectacular y en la cuesta abajo íbamos uno tras otro cayéndonos por el hielo, rebozándonos por la nieve y tirando bolas a otras personas.
Martán: la ruta fue un poco dura pero fue increíble ya que nos nevó y estuvimos haciendo una guerra de bolas de nieve en la ruta.